jueves, 20 de octubre de 2011

CON UN PAR

“…¡Cago en Dios! …¿Dónde hostias estoy…? ¿Qué sitio es
éste? Parece un almacén abandonado, o algo así… ¿Y que
cojones hago en una cama? ¡Y tengo to'l pecho vendado!
¡Joder! …Y encima esta puta resaca… ¡Me cago hasta en mi
puta madre! A ver… Tranquilízate… Piensa, Antón, piensa…
¿Qué cojones hice anoche…? ¡Espera! ¡Tengo dos drenajes en
el pecho! ¡La madre que me parió! ¿No me darían una
navajada, y me atraído estos aquí para que no se entere mi
mujer? ¡Joder! ¿Y por qué no estoy en un hospital normal, no
aquí, que tiene esto mas mierda que la funda un jamón? ¡¿Y
por que hostias no hay nadie?! ¡¡¡Me cago en Dios!!!
Vamos a ver de cuanto me acuerdo yo de anoche.
Estuve de farra con Sebas, Alberto y Jose, de todo eso me
acuerdo, nos ha jodido. Sobre las diez nos fuimos a tomar un
chisme al puti este que han abierto detrás de la catedral, y estos
maricones no quisieron subir a echar un polvo… ¡Y gracias por
que les convencí para entrar a tomar algo! ¡Nenazas! …Luego
me subí con una guarra que no me dejaba que se la endiñase
po'l culo… je, je… ¡Que hostias la di! ¡Y se la acabé
enchufando po'l jopo! Con un par… Lloraba, la zorra… Que si
se lo iba a decir al chulo, que si no sé qué… ¡Otras dos hostias!
No te jode… Me como yo al chulo y a cuarenta como él… Con
un par… Y que de gracias a que la pagué, que no lo tenía que
haber hecho, por puta… ¡Las haces gozar, y encima las tienes
que soltar la pasta! ¡Que me paguen ellas a mí! ¡…marranas…!
¡Y cuando bajo, me dicen estos que qué me parecería si se
enterase mi mujer! ¡Otra vez la misma vaina! ¡Que se queje,
que la reviento la cara a hostias, que el hombre soy yo, encima
que la estoy manteniendo, no te jode…! ¡Y todavía me dice el
otro día la cerda llorando como una boba que por lo menos no
la pegue delante del niño…! ¡Así aprende cómo hay que tratar
a las mujeres, no me vaya a salir un maricón de estos, que es
que lo mato! Con un par…
Bueno, que me lío, a lo que íbamos. Después creo que fuimos
al casco viejo… Si. Fijo. Fuimos al casco viejo. ¡Joder como
me duele el pecho! ¡Aguanta, con un par…! Nos metimos en
un bar y ya les notaba yo a estos muy raros, que cuchicheaban
entre ellos y cosas así… No sé no sé… Para mí que se traían
algo entre manos, pero no tengo ni puta idea de que sería; si ya
llevan un tiempo muy bobitos, llamándome Antón el
fantasmón y diciéndome que no puedo ir así por la vida… ¡A
ver si tienen ellos cojones a cambiarme, que les corto los
güevos a ras del culo, con un par…! Sigo. En el bar ese yo
sople mucho, con un par…, y ya me notaba yo muy agarrao,
y… ¡Ah. Si! ¡Ya me acuerdo! ¡Ni mas cojones! Entro un pelele
con la novia, y le dije que qué bien la tenia que chupar su
chorva, con esos morritos… ¡Y me quiso pegar, el atontao! ¡Ja,
ja! ¡Y le partí un botellín en la cabeza y cuando se agachó su
cerda al suelo a por él la agarre del pelo y me pase su cara por
el paquete! ¡Ja, ja! ¡Con un par! Ah, bueno, sí; luego llegaron
estos güevazos y me sacaron del bar, y todavía se quedó el
blandengue de Sebas a ayudar a los tortolitos, que yo no sé qué
les diría. Da igual. Me la trae floja. Lo que no entiendo es que
luego me llevaran a otro garito con ellos, cuando por mucho
menos otras veces me han hecho la tres catorce y me han dejao
tirao. Es como si me hubiesen querido acabar de poner ciego.
Pero, ¿para qué?
Luego fuimos… a ver a ver a ver… Sí. Luego me metieron en
un bar de esos de punkis o pankis o como cojones se llamen,
que me extraño porque ahí no entramos nunca y anoche fue
como si fueran a tiro fijo. Ni preguntaron si entrábamos ni
pollas. Se metieron y punto. Y si que se cuidaron de que
entrara yo también. Eso me extrañó mucho.
También me extrañó que no me dijeran que no siguiera
bebiendo ni una puta vez, que va, al contrario; soplaban mas
deprisa de lo normal en ellos y en cuanto se terminaban una
ronda de copas pedían en seguida otra más en el mismo bar,
que es algo que no hacemos nunca. Y, claro, yo no les iba a dar
el gustazo de dejarme atrás. En ningún momento terminé yo el
vaso el ultimo; y fueron unos cuantos. Con un par.
De lo poco que me acuerdo a partir de ahí es de que acabe de la
puta música esa hasta los cojones; tanto chillido y tanta hostia.
Igual que los animales. Y de la gentuza que había allí lo
mismo. Esos pelos, esas pintas… Me sale mi hijo así y lo mato.
Hasta había uno con las dos orejas llenas de pendientes, el muy
amariconao. Le hubiese inflado a hostias y me hubiese
quedado tan a gusto.
Ahora que lo pienso… ¿No montaría un jari en ese bar y por
eso estoy aquí…? No. No creo. A mi esos macarras me tocan
los güevos. Ni entre todos pueden conmigo, no te jode. Les
agarro a uno por uno y les arranco el corazón. Con un par…
Además, tendría marcas en los nudillos y no tengo nada, solo
estas putas vendas y estos putos drenajes.
¡Ah! ¡Sí, sí…! ¡Es verdad! ¡que estos no dejaban de mirar a la
puerta! Sí, es verdad, y entro un tío que no pegaba ahí ni con
cola, vestido como un chupatintas, y en cuanto le vió Alberto
se le señalo con la mirada a Sebas y a Jose y se fue hacia el…
¡Claro! ¡Así fue!
¿Quién cojones era el pavo ese? No se. Conocía a Alberto de
fijo, porque en cuanto se le arrimo se dieron la mano y al poco
miro por encima del hombro de Alberto hacia nosotros y a mí
me dio la impresión de que al que guipaba era a mi menda y
también de que asentía con la cabeza, pero no lo tengo muy
claro. Aquello estaba muy oscuro y yo ya demasiado borracho.
Me fui a mear… Sí. Me fui a mear. y al pasar al lado del pardal
ese se calló echando hostias y ahí sí que fijo que me se quedó
mirando. Te digo yo que ahí hay gato…
Cuando volví del tigre les dije a Sebas y a Jose que fuéramos a
otro lao, pero se emperraron en seguir allí a pie quieto, y ahí es
cuando creo yo que tuvo que pasar lo que cojones pasara,
porque solo me acuerdo de tomar dos chismes mas. De lo
demás, nada.
¡¿Pero es que aquí no viene ni Dios, a decirme que hostias
pasa?! …Ffff… Tranquilízate, Antón. Te sobran a ti güevos
para que te vaya a poner esto nervioso ahora… Si esto me pasa
por ir con estos pringaos… Nada, nada. Relájate que no pasa
nada. Con un par…
¡Espera! ¿Qué es eso que hay en el suelo…? ¿Un sobre…? ¡Sí!
¡Un sobre! A ver… Intenta cogerle… ¡¡¡Joder!!! ¡¡¡Los putos
drenajes…!!! …Mmmm… ¡Ahora! …a ver que hostias es
esto… Está cerrado, seguro que tiene algo dentro. A ver. Una
nota. A ver. “ANDA, FANTASMÓN, JÓDETE”. ¡¿Qué quiere
decir esto…?! ¡¿Qué puta broma es ésta…?!”

Antón se levanto de la cama impulsado por el pánico, y, pese al
dolor agudo que le atravesó el pecho en el momento de
incorporarse, consiguió ponerse en pie. Se percató en ese
momento de que el perímetro de su caja torácica no era en
absoluto el habitual. “¡¿Cómo no me he podido dar
cuenta…?!” Temiéndose lo peor, comenzó a tirar del vendaje
sin ningún cuidado, arrancándose un drenaje de cuajo. Siguió
tirando. A tomar po'l culo el otro también. Siguió, siguió…
Cuando acabaron de caer las vendas al suelo vio, con tremenda
flojera de piernas, lo que aquellas ocultaban.
Dos tetas.
Un par.
Félix García Fradejas.
Abril 2004.

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