lunes, 24 de octubre de 2011

VICIO

Debo este descubrimiento a un amigo que en cierta ocasión me
dijo: “Tienes tanto hachís en el organismo que el día que no
tengas costo te vas a fumar un ojo”.
Pues bien, ese día llego. Mejor dicho, esos dos días. El día que
me quede sin costo y el día que me fume un ojo. Antes del ojo
ya llevaba fumada buena parte de mi anatomía, como ahora
contare.
Todo comenzó el día que dejaron de fiarme hash. Ya me lo
habían advertido los dos camellos a los que pillaba
habitualmente, que “llevas mu’ mal rollo, colega. Esto así no”,
debido a que me demoraba todo lo que podía en pagarles lo
fumao, hasta que me cortaron el suministro. Tampoco era
cuestión de buscarme marchantes nuevos en el plan que llevo
yo para los negocios, ya lo intente, y me mandaron a cagar, de
modo que me ví en la dolorosa disyuntiva de, o hacer caso a la
atenta observación de mi camarada sobre las supuestas
propiedades psicotrópicas de mi organismo, o fumarme una
mierda. Y yo he sido siempre muy escrupuloso.
Lo primero que me fume fueron los dedos de los pies. ¿Para
que cojones quiere nadie que no sea una masajista tailandesa
los dedos de los pies? En cuanto me fume el primero me di
cuenta de que mi decisión había sido la correcta. ¡Aquello
pegaba como su puta madre! Y, después de toda la jena y toda
la bazofia con que te cortaban el costo, ¿no era eso mas sano?,
así que me fume los otros nueve uno detrás de otro.
Al levantarme después de la fumada me note un poco torpe al
andar, torpeza que atribuí al colocón que llevaba encima. No
fue hasta que me levante de la cama al día siguiente que me di
cuenta que la torpeza no era debida al colocón en si, sino a la
falta de dedos, pero me sudaba la polla.
Seguí por los pies y mas tarde por las piernas. Mis padres
tuvieron que comprarme una silla de ruedas, pero lo que mas
me jodía era que ya no podría ponerme hasta las patas.
Después empecé a fumarme el brazo izquierdo. Al principio
me preocupo pensar en si podría liarme los canutos con una
sola mano, pero yo soy un tío hábil, así que el problema no fue
tal.
Una vez finalizado el brazo izquierdo decidí fumarme por fin
un ojo. ¡Joder. Como ponía! No contento con eso, me fume
también el otro, total, para lo que hay que ver, además, de mi
siempre se ha dicho que me hacia los porros con los ojos
cerrados. Me los fume escuchando a King Crimson, que es el
grupo ideal para fumarte un ojo.
La situación en mi casa se estaba haciendo insostenible, con mi
madre todo el día diciéndome “¡Hijo mío! ¡Te dije que la droga
iba a acabar contigo! ¿No lo puedes dejar?”. Mi padre pasaba
mas de mi. Me miraba desde el sillón y decía “¡Si es que con
este chico no hay manera!”, así que, para no estar todo el puto
día escuchando sermones, me fume las orejas. El principal
problema que veo yo de fumarte las orejas es que luego no te
puedes sujetar las gafas de sol, pero a mi, para la puta falta que
me hacia…
Otro día me fume la nariz. ¡A ver quien me decía después de
eso que iba con el al olorcillo de sus porros!
Mas tarde me fume la polla. Total, con este aspecto follaba
menos que los Ropper, y por otra parte, soy ya mayorcito para
hacerme pajas. Estuve fumando de ella mucho tiempo, ya que
yo tenia un nardo de unas dimensiones importantes. Después
del piper me fume los huevos. Me los corte a ras del culo, pero
con todo y con eso no tuve para mucho; me los debí de cortar
un día que hacia frío.
Seguí fuma que te fuma, arrancándome partes del torso y de la
espalda, pero sin tocarme los órganos vitales, no soy tan
gilipollas.
Después de fumarme los glúteos -ya ni hasta el culo se puede
uno poner- solo me queda el brazo derecho. Esto plantea un
problema: si me le corto -que no se como- ¿Cómo cojones me
le lío? Pero confío que hallare la solución, soy un hombre de
recursos. Además, la necesidad es la madre de todas las
ciencias, y si ni esto consigue detenerme… ¡Me espera un
mundo de posibilidades!
Félix García Fradejas.
Diciembre 2000.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.