lunes, 24 de octubre de 2011

EL TEDIO

Llevo seis cigarros en una hora. Fumo demasiado. El concurso
que están echando en la tele es una mierda, no me entretiene lo
mas mínimo. Tampoco me entretiene mirar a la calle desde mi
apartamento. La verdad es que no me entretiene absolutamente
nada en este mundo. Nada.
¿Qué voy a contar? Tengo cuarenta y seis años. Llevo catorce
de ellos cuidando de mi madre, que quedo tetrapléjica desde
que un coche la atropellara cuando estaba cruzando la M-30
fuera del paso de peatones, y durante toda mi vida el principal -
y único- ingrediente a sido el Aburrimiento.
Me llamo Luis Pérez. Siempre he pensado que incluso mi
nombre es gris. Vivo solo con mi madre desde que mi padre
muriera hace treinta y dos o treinta y tres años de un infarto, y
debo confesar que la noticia no me produjo el mas ligero
estremecimiento. Siempre he sido así. Nunca he tenido amigos,
ni novia, ni nada que se lo pareciese. Trabajo en una oficina en
la que mis compañeros me importan lo que mi madre y lo que
el resto del mundo. Nada.
Quiero explicarme: No soy un amargado. Simplemente nunca
he experimentado ninguna emoción ni ningún sentimiento
bueno ni malo, y quiero dejar esto bien claro: Ni bueno ni
malo. Tampoco me preocupa, lo que tal vez constituye lo mas
grave. Pero no me importa.
Soy virgen y no bebo ni tomo drogas. Ya he dicho que nunca
tuve novia. También podría haber ido de putas, o intentarlo con
algún hombre, pero es que el sexo nunca me intereso. Ni la
bebida ni las drogas. Ni nada.
Esta tarde he dado de comer a mi madre, como todas las tardes
y las mañanas y las noches desde hace catorce años. También
la he cortado las uñas. Mas de una vez he pensado mientras la
corto las uñas que ocurriría si la cortara un dedo, si ello me
transmitiría alguna sensación. Hoy lo he hecho.
Cuando la cortaba la uña de un dedo del pie la he cortado -sin
querer- un poco el dedo. Me he decidido. La he cortado el dedo
entero -queriendo- y ha chillado -mi made tiene dañadas las
funciones motrices, no las sensitivas-. Nada.
La he cortado otro dedo. Nada. Ninguna emoción. La he
intentado recordar cuando me hacia regalos o me arropaba
siendo yo pequeño, para ver si de esta manera despertaba en mi
alguna sensación, y pensando en ello la he cortado otro dedo.
Nada.
Mi madre esta llorando. Me pregunta que hago, si me he vuelto
loco, por que la hago esto a ella que siempre me ha querido.
Nada.
Cambio de táctica. Esta vez intento recordar los momentos en
que me ha reñido o me ha castigado siendo yo pequeño
mientras la corto otro dedo. Nada. Sigo sin sentir nada. La he
cortado todos los dedos de pies y manos y me siento a fumar
un cigarro mientras miro como se desangra entre sollozos e
hipos -ya se ha cansado de gritar-. Nada.
Llevo seis cigarros en una hora. Fumo demasiado. El concurso
que están echando en la tele es una mierda, no me entretiene lo
mas mínimo. Tampoco me entretiene mirar a la carretera desde
mi habitación del asilo mental. La verdad es que no me
entretiene absolutamente nada en este mundo. Nada.
Félix García Fradejas.
Diciembre 2000.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.