jueves, 20 de octubre de 2011

LA REINA DE LA CASA

-Tu sabes todo lo que te quiero y todo lo que te necesito. Sabes
que mi vida, toda mi existencia, depende de ti. Tu me lo has
dado todo, me has enseñado todo lo que yo se. No quiero
imaginar siquiera que hubiera sido de mi vida de no haberte
tenido…, de no haberte conocido…, tu lo sabes. Mira mi casa.
Mírala. Toda ella gira en torno a ti. Tu eres su centro. Toda tu
eres ella. Sin ti mi hogar no existe. ¿Para que lo querría? ¿Para
que.? Por ti lo he dejado todo… Mi mujer. Mis hijas. Mi
trabajo… Todo. ¡¡¡HOSTIAS!!!… ¡¡¡¿QUE MAS PUEDO
HACER POR TI…?!!!
Lo siento… Perdona, mi vida. No debería haberte gritado. Pero
compréndeme…, todo esto es absurdo. Llevamos toda la noche
juntos…, una de las mejores noches que hemos tenido nunca…
No. Miento. Todas las noches contigo son maravillosas… Y de
repente… ¡Te has apagado! ¡Te has ido! ¡Me has dejado
solo…! Pero no te preocupes… Yo se de un sitio donde te
pueden curar…, donde te van a cuidar…, y todo volverá a ser
como antes… Ya lo veras, mi amor, ya lo veras… Te voy a
llevar allí. No te harán ningún daño…, todo va a ir bien. Te
quiero.
Alfredo se levanto del sillón con el rostro congestionado por el
llanto, se acerco a ella, la besó, la desenchufó, la cogió en sus
brazos y la llevo al centro de asistencia técnica donde un amigo
suyo también había llevado a reparar su televisor.
Félix García Fradejas.
Abril 2002.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.