jueves, 20 de octubre de 2011

EL HOMBRE QUE SALIO A LA CALLE CON LA PICHA AL AIRE

Hasta los cojones estaba Simon de la puta gente. Desde
siempre le había irritado la costumbre de los demás de
desdeñar los asuntos importantes y dar relieve a los temas
frívolos, sobre todo si de reprobar al prójimo se trataba, pero
últimamente ya no lo soportaba. La gota que colmo el vaso fue
cuando, al día siguiente de los atentados contra las torres
gemelas de Manhattan, y esperando encontrar al llegar a la
oficina a sus compañeros hablando del caso, descubrió que el
noventa por ciento de las conversaciones que allí había iban
destinadas a cierta presentadora de televisión a la que habían
cazado chupándosela a no se quien, y una de las pocas
personas que comentaba lo que a el le interesaba venia a decir
que estaba tranquila porque George Bush era un Cáncer con
ascendente Acuario, lo cual denotaba entereza de animo ante
las adversidades. Animo fue lo que le falto a Simon al escuchar
aquello. No abrió la boca en toda la mañana salvo lo
imprescindible para tomar un café a media jornada y, concluida
esta, al tornar a su casa ya había fraguado un plan.
“¡Hipócritas! ¡Soplapollas! ¡Siempre atentos a la mierda de los
demás! ¡Pues os voy a dar yo motivos para que os
escandalicéis! ¡Ahora mismo me bajo a la calle con la chorra al
aire!” pensaba Simon mientras comía y, en efecto, en cuanto
termino el postre se levanto de la mesa, paso de fregar y,
sacando toda la polla por la bragueta del pantalón y dejándola
ahí asomada salio de casa.
La primera persona que se encontró fue a la vecina de enfrente
suyo -una torda impresentable- con quien bajo en el ascensor,
“Ala, desmáyate, hijaputa” penso Simon, pero cual no fue su
sorpresa cuando la graja en cuestión, haciendo caso omiso de
su peculiaridad indumentaria, paso a relatarle durante el
trayecto todos los últimos chismes del vecindario: “Pues si,
hijo, si, drogadictos son ese matrimonio que se ha venido a
vivir al tercero. ¡Drogadictos! ¡Y a mi que nadie me diga lo
contrario, porque tienen una pinta…! ¿Y lo de Luisa, la del
octavo, que se va a separar de su marido porque en el ultimo
viaje que hizo el a Sevilla lo pillaron, sabe usted, en un bar de
esos, ya me entiende, de señoritas…, de señoritas putas? ¿Qué
no lo sabia? ¡Pero bueno! ¿Usted no se entera de nada?. Hijo
mío… ¡Que juventud! ¡Esta en el mundo porque tiene que
haber de todo!” fue el monologo de la cacatúa ante el estupor
de Simon, a quien continuo poniendo al día hasta la puerta de
la calle, y allí paso a darle el parte meteorológico: “Pues si,
hijo, si, parece que ya se acaba el verano, debería usted
abrigarse, que va con toda la picha al aire y se va a resfriar,
bueno, adiós” y se marcho, dejando a Simon con tres palmos
de narices. “Pero… ¿Es posible?” se decía, y se encamino calle
abajo.
Nada, ni caso, ni Dios se volvió a mirarle, no despertó la
minima expectación. Le seguia saludando la misma gente que
le saludaba siempre, con la cara que lo hacia invariablemente, y
continuaba sin saludarle la gente que nunca lo hacia, con
idéntico semblante al pasar a su lado. Cuando llevaba un rato
paseando por su barrio se encontró a su amigo Manolo, quien
al verle dijo “¡Coño, Simon! ¡Tenia ganas de verte!. Veras…,
que se ha jodido la cafetera donde Alberto y el sábado hemos
quedado en echar la partida en el Tu y yo, así que ya sabes.
Bueno, me voy, que tengo prisa, ¡Ah!, y tápate, que se va a
poner a llover y tu vas con toda la picha al aire… Bueno.
¡Hasta luego!. Y se fue.
Simon estaba cada vez mas desconcertado. ¿Cómo era posible
que el fuera por ahí enseñándolo todo y la gente se lo tomara
con esa pachorra?. No lo entendía, así que resolvió ir a tomar
un café al Paris, la cafetería mas fina de la zona. Ahí por
cojones le tenían que llamar la atención. Cuando después de
caminar un rato estaba a punto de llegar al Paris, al cruzar la
calzada de repente oyó un pitido, era un policia municipal y se
dirigía a el. “¡Por fin!”, pensó, y espero al agente con la sonrisa
mas gilipollas que fue capaz de componer. “¡Pero bueno!
¡¿Esta usted ciego?! ¡¿No ha visto que el semáforo esta en rojo
para usted?!”, vociferaba el municipal al cada vez mas
asombrado Simon. “¡Claro! ¡Luego pasan las cosas que pasan!
¡Van por ahí sin mirar, con toda la picha al aire y se creen que
los conductores les van a ceder el paso cuando no les
corresponde!. Ande, ande…, haga el favor de cruzar y fíjese
mas en el disco la próxima vez…”
A Simon ya no le entraba ni frío ni calor. Entro a la cafetería y
se acerco a la barra. “Un cortado”, pidió, y el camarero, un
orondo cincuentón con un bigotazo enorme, se lo sirvió,
comentándole “Mal tiempo tenemos hoy. Ha hecho mal en no
bajarse un paraguas o un impermeable. Además usted, que va
con toda la picha al aire. No creo que tarde mucho en caer
agua”.
Ya le daba lo mismo a Simon. En lo que se enfriaba un poco el
café que le había puesto hirviendo el camarero morsa se dirigió
al servicio, de camino allí se choco con una mujer llena de
visonazos que le dijo condescendiente “¡Vaya prisa que lleva
usted por ir al cuarto de baño!. Claro, ya va con toda la picha al
aire… Ande, pase, pase”, todo esto con una sonrisa libre de
toda malicia. Le daba igual. Entro al baño y echo una meada, y
una vez acabo, por acto reflejo y sin darse cuenta de ello se la
guardo. Salio y se sentó a tomar el cortado en una banqueta de
la barra, cuando escucho a su espalda una voz de mujer que le
era familiar diciendo “¿Pero has visto? ¿Dónde va este hombre
con una chaqueta de pana, que ya no se ven por ningún lado?”.
Miro por el espejo que tenia enfrente suyo y, efectivamente,
era la del visón que le criticaba sin ningun recato con el que
suponía era su marido. “¡Coño! -pensó Simon- Por esto si que
critica y por lo de la chorra no…”, e instintivamente se llevo la
mirada a la bragueta, sorprendiéndose de comprobar que se
había guardado el aparato sin percatarse. Y comprendió.
Pago el café y salio a la calle. Dio un corto paseo y se
encamino hacia el parque, donde paso el resto de la tarde
echándoles pan a los patos.
Félix García Fradejas.
Enero 2002.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.